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jueves, 3 de noviembre de 2011

Políticas para una Europa baja en carbono

Este artículo es el resultado de un guest posting (intercambio de posts) entre el blog Ecointeligencia y este. Como resultado de este intercambio puedes encontrar un artículo mío en aquel blog. El artículo que vas a leer aquí a continuación es obra de Ricardo Estévez (@ricardo_estevez), un emprendedor apasionado de las nuevas tecnologías, implicado con el medio ambiente y con una extraordinaria capacidad personal de impacto. ¡Hacen falta más empresarios así! Su artículo es un estimulante análisis de la situación de las políticas energéticas en Europa que nos debe llevar a la implicación con el cumplimiento de los objetivos climáticos y hacia el optimismo.

A mediados de 2009 los países de la Unión Europea anunciaron el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos en un 80% respecto a los niveles de 1990 para el 2050. Para ello la Fundación Europea para el Clima (ECF) realizó un estudio denominado Hoja de Ruta hacia 2050: una guía práctica para una Europa prospera baja en carbono en el que se incluían políticas a abordar en los próximos años. De esta manera, la Unión Europea (UE) ha apostado por un desarrollo bajo en carbono como palanca de cambio hacia la economía verde y sostenible.

En esta Hoja de Ruta se establecen las claves para que la UE pueda convertirse en una economía hipocarbónica o baja en carbono, más respetuosa con medio ambiente y más competitiva, donde la competitividad nos llegará, principalmente, por una mayor eficacia y eficiencia energética, y por la mejora de la balanza de pagos, debido a la reducción de las importaciones de productos energéticos.

A modo de resumen introductorio revisemos las premisas y compromisos ya asumidos por al Unión Europea y sus estados miembros:

·    Conseguir una Europa que utilice eficazmente todos sus recursos, y en especial, los energéticos.
·    A través de los conocidos como los Objetivos 20/20/20, los Estados miembros se han comprometido ya a reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), aumentar hasta un 20 % la parte de las energías renovables en la energía final de la UE y lograr el objetivo de un 20% de mejora en la eficiencia energética de aquí a 2020.
·        Para contener el incremento de temperatura por el cambio climático por debajo de los 2º C, el Consejo Europeo reafirmó en febrero de 2011 el objetivo de la UE de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 80% y un 95% de aquí a 2050 respecto a los niveles de 1990.

Volviendo a la Hoja de Ruta, en ella se identifican las posibles actuaciones hasta 2050 que permitirían a la UE reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de conformidad con el objetivo acordado, incluyendo los objetivos intermedios 2020, 2030 y 2040, los retos políticos y las necesidades y oportunidades de inversión en los diferentes sectores. Es importante tener en cuenta que el objetivo de reducción del 80% al 95% de la UE debe alcanzarse en gran parte a nivel interno, es decir, sin recurrir a los llamados mecanismos de flexibilidad previstos en Kioto (por ejemplo, mercados de carbono y mecanismos de desarrollo limpio) que es de suponer persistirán en los nuevos acuerdos multilaterales que salgan en la próxima Cumbre de Durban.

El análisis de las distintas hipótesis realizado por la Fundación muestra que la vía económicamente ventajosa sería una reducción de emisiones internas del orden del 40% y del 60%, respecto a los niveles de 1990, en 2030 y 2040, respectivamente, debiendo alcanzarse una reducción del 25% ya en 2020. Lo que significa una reducción anual significativa, del orden del 1% en la primera década hasta 2020, del 1,5% en la segunda década, de 2020 a 2030, y del 2% en las dos últimas hasta 2050, graduando el esfuerzo con el tiempo a medida que se disponga de un conjunto más amplio de tecnologías viables. Sin olvidar que estas son reducciones mínimas ya que responden al objetivo más bajo, el 80% en 2050, de la franja deseable 80-95%, aunque se asume que se hacen a nivel interno, lo que da un cierto margen.

Según esta Hoja de Ruta, si se aplicaran las políticas actuales, incluido el compromiso de lograr un 20% de energías renovables y un 20% de eficiencia energética de aquí a 2020, la UE podría superar el objetivo actual de reducción de emisiones del 20% y conseguir una reducción del 25% para 2020.

Para conseguir una economía baja en carbono resulta indispensable la implementación completa del Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética, que requiere una inversión adicional de 50.000 millones de euros en I+D+i en los diez próximos años, y para cuya financiación la Comisión Europea propone que se utilicen los ingresos derivados de las subastas de derechos de emisión y parte de los fondos de la política de cohesión.

Otro aspecto clave del análisis es el de las posibilidades de reducción en distintos sectores clave, algunos de gran interés para España, que se puede beneficiar de estos planteamientos ambiciosos dada su posición privilegiada. Hablaríamos no solo del sector eléctrico, por su potencial en energías renovables, sino también del sector del  transporte, por su capacidad tecnológica en infraestructuras ferroviarias, y del sector agrícola y ganadero, por su potencial tanto en planteamientos tanto extensivos como intensivos.

Con los breves apuntes expuestos, es fácil deducir que nos encontramos ante opciones estratégicas trascendentales para la UE y para nuestro país, en particular en materia energética, donde no basta gestionar los cambios sino que debemos anticiparlos, protagonizarlos y liderarlos. España tiene la oportunidad de liderar la llamada Tercera Revolución Industrial esta vez basada en el abandono de los combustibles fósiles y desarrollo de las energías renovables. Para ello creemos indispensable abandonar el corto plazo y apostar con nuevas políticas, con horizontes a medio y largo plazo, siguiendo las pautas marcadas por esta Hoja de Ruta comunitaria que nos tiene que llevar para una economía baja en carbono para 2050.

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